Los insectos voladores son vectores eficientes de bacterias y, en el caso de entornos hospitalarios, potenciales diseminadores de infecciones nosocomiales. Sin duda son muy pocos en estos entornos altamente higiénicos, pero no inexistentes. Un estudio realizado en hospitales británicos realza la importancia de no bajar la guardia en el control de estos indeseados visitantes, que resultaron portadores de un alto porcentaje de bacterias resistentes a los antibióticos.
Incluso en los ambientes más limpios como son los hospitales es posible encontrar algún insecto volador merodeando. Asi lo constata un estudio realizado en siete hospitales del NHS en Inglaterra, entre marzo del 2010 y agosto del 2011, en los que se recogieron casi 20.000 insectos voladores, incluidas moscas domésticas, moscas verdes y moscardas azules, asi como una gran variedad de moscas de los drenajes.
El análisis microbiológico de estos insectos mostró que casi nueve de cada 10 de ellos portaban bacterias potencialmente patógenas, como E. coli y Staphylococcus aureus, ya sea interna o externamente en sus cuerpos. Y, por si fuera poco, el 50% de esas bacterias mostraron resistencia a uno o más antibióticos. Dada la capacidad de las moscas para actuar como vectores mecánicos de bacterias, estos insectos presentan potencial para contribuir a la persistencia y propagación de bacterias patógenas resistentes a los antimicrobianos dentro de los entornos hospitalarios.
Si bien este riesgo se considera bajo, los autores si que ponen énfasis en la clara importancia del control de insectos voladores en hospitales, y en la necesidad de medidas que eviten el acceso de los insectos, asi como la correcta implementación de medidas de control integrado de plagas.
Insectos y bacterias
En el estudio, los insectos fueron recolectados en diversas zonas de los hospitales británicos, utilizando trampas de luz ultravioleta (UV) y matamoscas electrónicos, incluyendo áreas donde se prepara o almacena comida para pacientes, visitantes y personal, diversas salas y unidades neonatales y de maternidad. La mayor parte de insectos recolectados fueron dípteros (73,6% del total) grupo que incluye las moscas, seguidos de hemipteros (13,9%), himenópteros (4,7%), lepidópteros (2,9%) y coleópteros (2%), siendo más abundantes las cifras en primavera y verano.
De todos estos insectos, se aislaron más de 80 cepas bacterianas, siendo las más comunes (41%) las enterobacterias, una familia que incluye E.coli y otras bacterias fecales. Les siguieron Bacillus, incluido el patógeno alimentario B.cereus, con un 24% y los estafilococos, que incluye S.aureus, una causa de infecciones cutáneas, abscesos e infecciones respiratorias, con un 19%.
El análisis mostró que el 53% de las cepas eran resistentes a los antibióticos y que de éstas, un 19% eran resistentes a múltiples fármacos. Muchas de las bacterias presentaron resistencia a la penicilina, que resultó el antibiótico menos efectivo, asi como también a otros antibióticos comúnmente administrados, como vancomicina y levofloxacina.
Dispersión de patógenos
Los autores del estudio obtuvieron también información sobre el origen de los patógenos aislados en los insectos y las vias de dispersión a través de los movimientos de éstos. Por ejemplo, aislaron un tipo de E.coli en moscardas azules (Calliphora vicina) recolectadas en el restaurante de uno de los hospitales. Este tipo de E.coli es conocido en hemocultivos y orina, a menudo en casos quirúrgicos, más que en las heces, lo que implicaria que las moscas adquieren patógenos del hospital y no sólo traen gérmenes del exterior.
También se aisló un tipo de E.coli patógena para humanos en moscas verdes (Lucilia sericata), capturadas en la cocina de un hospital, que se ha detectado en terneros sanos y no se conoce como un aislado clínico. Por lo que es probable que L.sericata lo adquiriera en heces de ternera y posteriormente lo introdujera en el hospital. Este hecho ilustra los peligros de la entrada de moscas y su capacidad de introducción de aislamientos no clínicos en el entorno del hospital, donde pueden resultar patógenos en humanos.
Por otra parte, las llamadas moscas del drenaje, que incluyen a Psychodidae, Phoridae, Sphaeroceridae y Drosophila, están, según los autores, subestimadas en los hospitales. En el estudio se destacan como un problema emergente o incluso como nuevos vectores potenciales en el entorno hospitalario, debido a su capacidad de transportar microorganismos patógenos en el entorno clínico.
Control de plagas como parte del control de infecciones
Los resultados obtenidos enfatizan la importancia del control de plagas como un componente del control de infecciones en los hospitales. Asi, conocer cuándo es probable que los insectos sean más frecuentes y cuáles son de mayor riesgo para la salud pública puede ayudar a la selección e instalación de trampas de monitorización y trampas UV efectivas, entre otras medidas de control integrado de plagas.
Y también enfatizan, sin duda, la importancia de un correcto seguimiento de las trampas, reemplazando con frecuencia los componentes adhesivos y los tubos UV, y monitorizando de cerca la captura de insectos, especialmente durante los meses más cálidos.
El estudio An Examination of Flying Insects in Seven Hospitals in the United Kingdom and Carriage of Bacteria by True Flies, se publicó en Journal of Medical Entomology el pasado mes de junio.